Alexandra de Kempf es una arquitecta y artista venezolana que emigró a Alemania en 1998 y vive y trabaja en el área metropolitana de Frankfurt del Meno desde 2002.
Desde 2011 ha participado en exposiciones colectivas en Alemania, Estados Unidos, Argentina, México, Escocia, Austria y España.
También ha expuesto individualmente en varias ciudades alemanas, como Idstein, Kronberg, Múnich y Fráncfort del Meno.
Más recientemente, participó en una exposición colectiva en Santander, España, titulada «Miradas», que tuvo lugar a lo largo de noviembre de 2023.
Puede ver ejemplos de su obra en línea, en su sitio web: alexandradekempf.com, en su cuenta de Instagram @adekempf, y en Facebook: @Alexandra de Kempf.
Ofrenda a la Resiliencia (Residencia de Arte NAT - 04/2024)
La obra concebida durante su estadía en la residencia es una referencia al origen del arte como acto necesario de expresión humana.
"Desde que puedo recordar he estado triste. Sintiéndome infinitamente sola. Insuficiente. Incapaz. Extraña. Por eso, siempre he querido morirme.
Desde siempre la vida fue mucho. Muy grande, avasalladora, abrumadora, aplastante.
Mi creación suele surgir del dolor, del sufrimiento, de la huida, de la desesperación, del desaliento.
Espejo y terapia. Sacar todo de mi y ponerlo afuera...para que duela menos.
Pero hoy me encuentro ante el reto de la creación desde un lugar desconocido: literal, real y emocionalmente. Crear desde lo que siento hoy, ayer, estos días. Crear desde la felicidad...desde la paz. Cómo se hace eso?
Estos días soy serpiente que muda la piel cansada y la deja allí, tras de sí, como un residuo, pero también como una ofrenda a la resistencia, a lo que ya vivió. Costra de lo que fue y ya no será.
De repente pienso que al fin abrí mis alitas...salir del capullo! Así se siente volar!
No sé de tiempo, no sé de deberes. Soy feliz porque soy libre y nada del ayer me importa.
Me importa lo que veo y siento hoy, dormida o despierta. Anoche en un sueño hasta me negué a obedecer un mandato familiar...
Estoy aquí porque quiero, porque puedo, porque si.
Y no debo ni tiempo, ni dinero, ni obediencia, ni culpa, ni consideración, ni respuestas.
Hoy simplemente, soy.”
Este trabajo fue realizado en su concepción inicial, solo con objetos encontrados en los campos y playa adyacentes al lugar de la residencia. El trabajo final incluye estos materiales, a los que han sido añadidos adhesivos, hilos, alambre, pintura dorada y papel para prestarles permanencia y estabilidad a los objetos que conforman la “ofrenda” y que hacen referencia paralelamente a los conceptos japoneses de Ikebana y Kentsugi:
“Una vez fuera del capullo, extiendo mis alas y me animo a volar. Juego y río en grata y nutritiva compañía y me maravillo ante la belleza de un paisaje calmo e inspirador. Siento la sangre corriendo por mis venas y el oxígeno llenando mis pulmones gracias al aire limpio y fresco que respiro. Pinto con flores y con con algas en estado literal de embriaguez, por cuenta del vino, del bienestar y del placer de poder crear, sin darme cuenta, desde los principios del Ikebana y del Kintsugi, componiendo la obra desde lo que siento.
Con el Kintsugi reparo heridas a corazón abierto y las dignifico otorgándoles valor como parte de mi historia, embelleciendo con oro grietas y cicatrices.
Desde el Ikebana intento componer objetos minimalistas, asimétricos, sostenibles, equilibrados, armoniosos y ligeros, que reflejen la ingravidez de mi espíritu en estos momentos.
Vivo y estoy feliz.”
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